El año pasado todas las cadenas de abastecimiento se pusieron a prueba. Mantener la operatividad frente a una demanda incierta, altamente volátil y diversa se convirtió en un desafío titánico.
2020 el año que vivimos en peligro. La frase precedente es quizás una de las más adecuadas para retratar el efecto que la pandemia por Covid-19 ha tenido a nivel global. Como resultado de la expansión del virus, más de la mitad de la población mundial ha sido sometida a algún tipo de confinamiento, se ha impuesto el distanciamiento social y los desplazamientos de personas y bienes han quedado paralizados o se han visto interrumpidos, al igual que la actividad económica, provocando una recesión por todo el planeta.
Las miradas de todos están en cómo se desempeñarán los comercios y los actores del rubro logístico durante lo que se ha denominado como “la primera navidad digital”. En esta línea, desde octubre pasado, diversos actores privados y públicos vienen realizando llamados a adelantar las compras de navidad utilizando los canales digitales, a fin de evitar contagios y condiciones de estrés que pueda experimentar la cadena logística, en especial, la distribución y última milla. Así ‘prevenir’ asoma como la palabra clave para asegurar que el ‘Viejo Pascuero’ llegue con el regalo perfecto en el momento indicado.
Entre las tiendas oscuras, el bodegaje urbano y los centros de distribución el mercado busca la mejor forma de responder a los retos que plantea el canal online. por su parte, la industria del bodegaje mira con atención el desarrollo de este sector.
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