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RIESGOS QUE LA SUPPLY CHAIN ENFRENTARÁ EN 2023. DESPUÉS DE LA RESILIENCIA ¿QUE?
Construir cadenas de suministro resilientes ha sido el axioma que ha movilizado las estrategias de los líderes empresariales y de la supply chain a nivel mundial a partir de 2020. Y si bien todos los expertos coinciden en que la Resiliencia seguirá siendo la característica esencial por consolidar al interior de las organizaciones, la Agilidad también se instala como la nueva norma. No basta con proyectar y sobreponerse a los eventos disruptores, hoy también, resulta esencial hacerlo “en el menor tiempo posible”, dada la rapidez con la cual evolucionan los potenciales riesgos de alcance global.
En los últimos dos años, hemos sido testigos de la profunda fragilidad de las cadenas de suministro globales ante eventos disruptivos. En este contexto, tenemos a la pandemia del Covid-19 como el mejor ejemplo a la fecha; considerando su impacto y efectos multinivel que no sólo se circunscribieron al ámbito sanitario, sino también, a la esfera económica y social, con derivadas tales como el agravamiento de la crisis económica mundial (la recesión y la inflación), la crisis del comercio marítimo mundial (escasez de contenedores y encarecimiento de fletes navieros), la crisis de suministro (lockdown chino) o el cambio en la demanda y hábitos de consumo de las personas, por sólo mencionar algunos.
Lo propio ha ocurrido a partir del estallido bélico entre Rusia y Ucrania, el más reciente evento disruptor de la década, que ha dado paso a una severa crisis energética y alimenticia a nivel global, sin mencionar los efectos geopolíticos y sociales que un conflicto de esta categoría conlleva, sobre todo ante una eventual (y temida) escalada nuclear.
Esta suerte de “despertar” en torno a los riesgos inherentes del esquema global y sus efectos en las operaciones de aprovisionamiento y suministro mundiales; también profundizó la discusión respecto a cómo afrontar y sobreponerse a eventos de impacto global. Así, a la hora de analizar el desempeño y el futuro de la cadena de suministro el concepto de resiliencia cobró protagonismo, posicionándose como axioma entre los líderes de la supply chain a partir de dos factores críticos: tener la capacidad de resistir eventos disruptivos, mitigando o limitando el impacto de sus efectos; y contar con la habilidad de recuperar la capacidad operativa mientras dichos eventos transcurren o tras su finalización.
Por cierto, la resiliencia como un factor determinante para las cadenas de suministro globales prevalecerá durante 2023, sobre todo en el escenario que se vislumbra complejo, incierto y altamente volátil. No obstante, según los expertos del ámbito, la construcción de cadenas de suministro resilientes implicará no sólo la generación de procesos y la implementación de tecnologías que les permiten a las organizaciones proyectar, anticipar y sobreponerse a los riesgos que subyacen a los eventos disruptivos; sino también, supone la capacidad de agilizar la toma de decisiones durante los procesos de gestión del riesgo debido a que los eventuales factores de riesgo podrían evolucionar rápidamente hacia eventos disruptores de alcance global.
MÁS AGILIDAD PARA UN TURBULENTO 2023
Según han transmitido los expertos del Foro Económico Mundial, en su más reciente Informe de Riesgos Globales 2023, “en 2022, el mundo se enfrentó a riesgos políticos, económicos y sociales muy conectados, complejos y dinámicos, tales como la recuperación de la pandemia Civid-19, el conflicto entre Rusia y Ucrania, las altas tasas de inflación y los devastadores fenómenos del cambio climático”; eventos que pusieron a prueba la capacidad de respuesta y las estrategias de corto y largo plazo de las empresas y, por cierto, de sus cadenas de suministro. En este plano, los expertos del FEM sostuvieron que el éxito de las empresas durante el “turbulento 2022” dependió del desarrollo de “enfoques adaptables e innovadores en la gestión de riesgos y resiliencia”, es decir, de una mezcla entre Resiliencia y Agilidad.
En este contexto, y de acuerdo con lo expuesto por los expertos del FEM, para 2023 el panorama se torna aún más complejo debido a que el mundo enfrenta una serie de riesgos que se sienten completamente nuevos, a pesar de no serlos. ¿A qué se refieren los expertos? Pues bien, según explican desde el Foro, a partir de 2022 y de cara a 2023 se visualiza el regreso de “riesgos antiguos”, tales como: “la inflación, la crisis del costo de vida, guerras comerciales, salidas de capital de los mercados emergentes, malestar social generalizado, confrontación geopolítica y el espectro de la guerra nuclear”; riesgos que muchos líderes empresariales de esta generación no han experimentado empíricamente.
Según se explica en el reporte “estos riesgos están siendo amplificados por desarrollos comparativamente nuevos en el panorama de riesgos globales, incluidos niveles insostenibles de deuda, una nueva era de bajo crecimiento, baja inversión global y desglobalización, una disminución en el desarrollo humano después de décadas de progreso y la creciente presión hacia la descarbonización debido al cambio climático. Juntos, estos riesgos están convergiendo para dar forma a una década venidera única, incierta y turbulenta”, indica el reporte.
A partir de lo expuesto, el Informe de Riesgos Mundiales 2023, desarrollados por el FEM, indica que las organizaciones deben reorientar sus enfoques de gestión de riesgos y resiliencia para superar las crisis actuales y prepararse para el futuro, “pensando de forma creativa y colaborativa sobre el riesgo”. Ahora bien, en torno a la resiliencia, el informe del FEM hace hincapié en “la toma proactiva y ágil de mejores decisiones basadas en el riesgo, en lugar de reaccionar ante las crisis o los acontecimientos”.
A partir de lo expuesto, en materia de gestión del riesgo, los expertos del Foro manifiestan que las cuestiones críticas que las organizaciones deben plantearse o preguntarse de cara a 2023 son, por ejemplo, ¿cómo ir más allá de las normas y herramientas tradicionales de gestión de riesgos, dadas las complejidades e interacciones de riesgo actuales? ¿qué estrategias les ayudarán a hacer frente a las peores presiones inflacionistas de los últimos años? y ¿cómo puede afectar al negocio la escalada de las tensiones geopolíticas? “En esencia, la resiliencia al riesgo debe ser práctica y puede exigir que una organización amplíe su conjunto de herramientas, incluido el refuerzo, el aumento y el suministro de nuevas métricas. Debe centrarse en una mentalidad que tenga en cuenta cómo interactúan los riesgos y cómo pueden “agravarse” unos a otros”, indican.
DE LOS LIDERES Y CÓMO VISUALIZAN LOS RIESGOS 2023
Según un reciente informe del Instituto de Investigación Capgemini, desarrollado entre noviembre y diciembre de 2022, a partir de una encuesta en la cual participaron 2.000 líderes empresariales de 15 países, “la interrupción de la cadena de suministro se considera el principal riesgo para el crecimiento empresarial, por delante del aumento de los precios de las materias primas y la crisis energética”. En este contexto, “la capacidad de recuperación de la cadena de suministro es una prioridad clave para estos líderes, considerando que el 43% de las empresas tiene previsto aumentar la inversión en este ámbito”, estima el reporte.
¿Hacia dónde se dirigirán las inversiones en materia supply chain de cara a 2023? de acuerdo con el reporte de Capgemini, los líderes empresariales tienen previsto dirigir sus inversiones a “la mejora de las tecnologías aplicadas en la cadena de suministro (que permiten agilidad, transparencia y visibilidad de la supply chain) y a la diversificación (las bases de proveedores, la producción y los socios de transporte)”.
En este contexto, según lo expuesto por la consultora las principales acciones para lograr ser más flexibles en la cadena de suministro incluirán el despliegue de estrategias nearshoring para impulsar plantas de producción más cercanas a la demanda, regionalizar las bases de proveedores y diversificar la base de fabricación (es decir, reducir la dependencia de una única región geográfica).
En referencia al nearshoring, cabe destacar que históricamente, las empresas han buscado acceder a las mejores oportunidades de negocio para tener ventajas competitivas que las posicionen en el mercado. Por ello, a partir de la integración de las economías de todo el mundo, especialmente a través del comercio y la evolución del transporte internacional se propició la fragmentación de la producción en aras de la disminución de los costos asociados a ella. Fue así como las cadenas globales de suministro trasladaron los centros de producción a aquellos lugares geográficos que ofrecieran los menores costos propiciando el “offshoring”.
Por cierto, durante un largo periodo el offshoring resultó ser una estrategia exitosa, sin embargo, a raíz de la pandemia se evidenció que la concentración de los centros de producción representaba un riesgo inminente, con lo cual el “nearshoring” ha reflotado como una estrategia coherente con los tiempos actuales. Así, no son pocos los que aseguran que el futuro de la globalización plantea la “desglobalización del principal centro fabril del mundo: China”, con ello se propone una reconfiguración de las cadenas de suministro globales para evitar la dependencia de los proveedores ubicados principalmente en el continente asiático.
Continuando con la visión de los líderes empresariales, el reporte de Capgemini asegura que “las inversiones tecnológicas se perciben como una palanca de cambio para impulsar la reducción de costos y la transformación empresarial. Para capear la situación económica, las empresas están estudiando formas en que la tecnología puede contribuir a impulsar el crecimiento y crear valor económico ágilmente”. Según el informe, el 39% de los líderes entrevistados tiene previsto aumentar la inversión en tecnología en los próximos 12 a18 meses, y una proporción similar tiene previsto mantenerla. “Los ejecutivos pretenden aprovechar la tecnología principalmente para ayudar a reducir costos y tomar decisiones más rápidas, aprovechando la nube, los datos y los sistemas de análisis”, indica el reporte.
Siempre en torno a las proyecciones empresariales en torno a los riesgos que se visualizan para los próximos 12 meses, de acuerdo a la 25ª Encuesta Mundial de CEOs elaborada por la consultora PWC, publicada a fines de 2022, “el 73 % de los directores ejecutivos de todo el mundo cree que el crecimiento económico global disminuirá en los próximos 12 meses”; la sombría perspectiva de los líderes empresariales es, según los expertos de PWC, “la más pesimista que los CEO’s han mostrado con respecto al crecimiento económico global desde que comenzamos a hacer esta pregunta hace 12 años y es una desviación significativa de las perspectivas optimistas de 2021 y 2022, cuando más de las tres cuartas partes (76% y 77% , respectivamente) pensaron que el crecimiento económico mejoraría”.
En este contexto, según lo expuesto por los entrevistados, el impacto de la recesión económica es lo más importante para los directores ejecutivos este 2023, con la inflación (40 %) y la volatilidad macroeconómica (31%) liderando los riesgos que pesan sobre los directores ejecutivos en el corto plazo, los próximos 12 meses, y durante los próximos cinco años. Muy cerca, el 25 % de los directores ejecutivos también se sienten financieramente expuestos a riesgos de conflictos geopolíticos, mientras que los riesgos cibernéticos (20 %) y el cambio climático (14 %) han disminuido en términos relativos.
Considerando los riesgos geopolíticos que preocupan al 25% de los encuestados por PWC, el informe explica que la guerra en Ucrania y la creciente preocupación por los puntos críticos geopolíticos en otras partes del mundo han hecho que los directores ejecutivos reconsideren aspectos de sus modelos comerciales, y casi la mitad de los encuestados que están expuestos a conflictos geopolíticos integran una gama más amplia de interrupciones en sus modelos de planificación de escenarios y operaciones corporativas, ya sea aumentando las inversiones en ciberseguridad o privacidad de datos (48 %), ajustando las cadenas de suministro (46 %), reevaluando la presencia en el mercado o expandiéndose a nuevos mercados (46 %) o diversificando su oferta de productos/servicios (41 %).
Con todo y a partir de lo expuesto en líneas precedentes, resulta determinante relevar el hecho de que los riesgos a los que enfrentan y enfrentarán las empresas y sus líderes supply chain en los próximos meses no pueden abordarse de forma aislada. Por lo tanto, los directores ejecutivos deben continuar colaborando con una amplia gama de partes interesadas, tanto al interior de sus organizaciones como en el exterior, a nivel público y privado, a fin de mitigar de manera efectiva esos riesgos, generar confianza y valor a largo plazo.
Al mismo tiempo, es claro que los líderes de la cadena de suministro deberán estar atentos al desarrollo de los eventos de riesgo que se han mencionado, sobre todo considerando que éstos pueden materializarse en múltiples frentes y de modo transversal, con lo cual “la agilidad en la toma de decisiones” resultaría determinante. Los líderes necesitan inteligencia precisa para esquivar los obstáculos a medida que aparecen, y los obstáculos estarán a la vuelta de la esquina, según lo expuesto por los expertos.
En este punto, resulta lógico que de cara a 2023, los líderes de las cadenas de suministro proyecten una evolución más profunda hacia procesos más digitales. En ese sentido, la inversión tecnológica que apunte a la visibilidad e integración de los procesos end to end seguirá siendo una constante, pero eso será materia de un próximo análisis.